Noctámbula

Por Primavera Fraijo 

Hay noches en las que dormir se vuelve una tarea imposible. El cuerpo cansado, la mente despierta... ¡Tan despierta! 

Entonces, me quedo en la oscuridad, escuchando cómo el silencio se espesa, el tiempo se vuelve lento y, a la vez, insoportable. Y llega la eterna compañía: la soledad.

El insomnio no perdona, trae consigo recuerdos inoportunos, frases mal dichas, dolores que parecían archivados. Me convierte en mi propio juez y verdugo. 

Y para alguien como yo, que sobrepiensa más de lo que respira, esas escenas resultan agonizantes. 

Durante esas madrugadas largas, en las que me niego a encender la luz (porque la claridad siempre me incomoda), he encontrado una extraña compañía en los libros. Son ellos los que sostienen mi vigilia, como si fueran testigos mudos de lo que la noche arrastra. 

Uno de esos libros fue, irónicamente, "Insomnio", de Marina Benjamin. 

No, no es un manual para conciliar el sueño, tampoco una queja. Es un mapa íntimo de la vigilia, una confesión compartida. 

La escritora se pasea entre su experiencia personal y un archivo vasto de referencias literarias, filosóficas y artísticas, para intentar comprender qué significa estar despierta cuando el mundo entero duerme. 

Lo leí en una de esas noches sin tregua y sentí que alguien por fin traducía mi desvelo. 

Porque el insomnio no es solo ausencia de sueño, es un estado distinto de la conciencia. Una herida abierta donde se cuelan los miedos, pero también las ideas más brillantes. Es la vulnerabilidad de estar a solas con uno mismo, sin escapatoria. 

Tal vez por eso la lectura en esas horas se vuelve tan intensa. Cada palabra se graba con más fuerza, como si la trasnochada agudizara los sentidos. 

La autora escribe con honestidad feroz, sin romantizar la falta de sueño, pero reconociendo en ella un espacio de pensamiento, de exploración y de realidad desnuda. 

Yo sigo sin dormir muchas noches, a pesar de tomar medicamento para ello. En ocasiones, la madrugada me encuentra en silencio, otras escribiendo, a veces simplemente esperando que el amanecer llegue como un alivio. 

Pero ahora sé que no estoy sola: otros también han habitado este territorio. Y entre todos, vamos aprendiendo que la oscuridad no siempre es enemiga; puede ser, también, una forma distinta de estar vivos. 

A mí me encuentras en redes sociales como: @PrimaveraFraijo