Así surgió el grupo Kabah
Desde los primeros años de la década de los noventa, en Ciudad de México, emergió una agrupación que marcaría a varias generaciones con su pop juvenil, melodías pegajosas y un estilo visual propio. Esa agrupación es exactamente la banda mexicana Kabah, cuya historia comienza en 1992.
En 1992 cuando Federica Quijano tuvo la iniciativa de formar un grupo musical. Estaban en sus veintes, con ganas de hacer música, bailar, cantar y armar algo distinto al estilo de pop que se escuchaba comúnmente en México.
Al principio los integrantes fueron Federica, su hermano Apio Quijano, René Ortiz, Daniela Magún, Karyme Lozano y Luigi Balestra. Todos ellos eran amigos o conocidos cercanos: vecinos, compañeros de trabajo, o relacionados de distintas formas.
Como suele ocurrir en los comienzos, algunos integrantes se retiraron antes de que Kabah tuviera un nombre definido o grabara su primer álbum. Karyme Lozano dejó la banda para dedicarse a la actuación; Luigi Balestra recibió una oferta para ser solista.
En reemplazo de ellos entraron María José (conocida como "La Josa"), vecina de Federica, y Sergio Ortiz O'Farrill, primo de Federica. Con estos cambios la alineación se consolidó: Federica y Apio Quijano, René Ortiz, Daniela Magún, Sergio Ortiz O'Farrill y María José.
El nombre "Kabah" hace referencia a un sitio arqueológico maya. Algunos lo interpretan como "camino de los dioses", "mano del topo" o "lugar de máscaras", aunque no todos esos significados son oficiales o comprobados.
Como muchas historias de éxito, el grupo no empezó con grandes escenarios ni público masivo. Ensayaban en la cochera de casa, creaban sus coreografías, diseñaban sus vestuarios, componían canciones de prueba.
No todo fue fácil. Uno de los conciertos de apertura más recordados fue el que Kabah hizo ante Caifanes, aún sin disco debut, en la delegación Coyoacán un 15 de septiembre.
Tras algunos meses de ensayo, pruebas y presentaciones, Kabah logró llamar la atención de Luis de Llano, un productor con experiencia en el pop mexicano. Él los vio como un proyecto con potencial: jóvenes con química, buen ritmo, canciones pop fáciles de digerir pero que podían conectar con el público adolescente de la época.