Columnas

#Sonora

Las rendijas por donde vuelve la vida

Una lectura que enciende pequeñas luces donde creíamos que solo había sombra. La nueva columna de Primavera Fraijo.

Ventana.
Ventana. Archivo

por Primavera Fraijo

03/12/2025 16:54 / Uniradio Informa Sonora / Columnas / Actualizado al 03/12/2025

Por Primavera Fraijo

Se puede decir que no leí "Claros de luz", de Iris Wolff, lo respiré. Lo abrí una tarde en la que la casa estaba, como siempre, a oscuras, y bastaron dos páginas para sentir que la autora había encendido una vela en algún rincón que yo prefería no mirar.

La alemana escribe con esa delicadeza que desarma. No empuja, no dramatiza: acompaña. Su protagonista, Lev, camina por la vida con pérdidas silenciosas a cuestas, como quien aprendió demasiado pronto a no hacer ruido. 

Y mientras lo seguía, pensé inevitablemente en mi propia colección de ausencias. Esas que aparecen y desaparecen en mi memoria como una luciérnaga testaruda. A veces ilumina; a veces duele. A veces ambas cosas al mismo tiempo.

La novela construye atmósferas, no escenas. Son como esas fotografías antiguas que se revelan lento, donde primero aparece la sombra, luego el contorno y, si tienes suerte, la verdad. 

En "Claros de luz" los afectos funcionan breves, sutiles y decisivos. Personas que pasan apenas un momento y, sin embargo, reorganizan el mapa interior. Siempre he creído que eso es la vida, gente que aparece justo cuando estás por extraviarte del todo, pero no necesariamente se queda. Y Wolff lo confirma con una ternura que nunca cae en cursilerías.

La autora conoce algo esencial... el exilio no siempre es geográfico. A veces es interno, íntimo, un desplazamiento que se siente en los huesos. Yo lo he habitado muchas veces (en hospitales, en redacciones, en cumpleaños que preferiría olvidar) y por eso este libro me tocó con una precisión incómoda.

Pero también hay esperanza. No una esperanza extravagante, sino esa claridad mínima que se filtra entre hojas densas. Lo justo para seguir, para no rendirse, para creer que todavía hay una parte del bosque que no hemos visto.

Esta novela deja esa sensación luminosa. La compañía tenue, casi imperceptible, de algo que insiste en quedarse. 

Y al cerrar el libro, en la penumbra de mi sala, entendí que probablemente también yo tengo rendijas por donde la vida vuelve... incluso cuando no lo quiero admitir.

 

A mí me encuentras en redes sociales como: @PrimaveraFraijo