Columnas

La polémica por el agua que viene

El proyecto de decreto de la Ley General de Aguas desaparece de un plumazo el régimen de transmisiones de derechos entre particulares.
agua Pexels

Por Germán Lohr Granich

En este mes de octubre se publicó en la Gaceta Parlamentaria el proyecto de decreto enviado por el ejecutivo federal acerca de la Ley General de Aguas con sus cambios, reformas y disposiciones que habrán de generar fuertes discusiones en el H Congreso y varios dolientes.

El proyecto tiene como objetivo establecer las bases. apoyos y modalidades para el acceso, uso equitativo y sustentable de los recursos hídricos y su interdependencia con otros derechos humanos delineando competencias y acciones de los tres órdenes de gobierno.

La exposición de motivos de la ley va en sintonía con la mayor participación social en la cultura y conservación del vital liquido a nivel mundial y a tono con las conferencias de la ONU desde 1977 al 2030 sobre dar prioridad al consumo humano.

Prueba de lo anterior es el respaldo a la agenda 2030 de la ONU dedicada al agua limpia y saneamiento donde hay metas del reciclaje y reúso de agua dejando de considerarla un residuo más que un recurso valioso.

Dentro del diagnóstico de la situación actual se destacan los problemas hídricos y la presión hídrica de regiones y cuencas hidrológicas en nuestro territorio, así como la contaminación de más del 60% de los ríos y aguas.

No se diga la sobreexplotación de más de 157 acuíferos y 108 municipios con elevada vulnerabilidad a las sequías y otros por cierto a las inundaciones vía el cambio climático.

Mucho abatimiento, poca disponibilidad de agua subterránea, baja calidad del agua, afectación a los ecosistemas es sin duda la constante.

Hasta esta parte de la iniciativa todo parece miel sobre hojuelas ya que venir de lo general a lo particular resulta explicable para tirios y troyanos.

Empero la bronca viene en los dos apartados que siguen, sobre todo el segundo, ya que el primero habla sobre el derecho humano al agua y no hay tanto problema, pero la bronca que se avecina viene en el segundo apartado que trata acerca de las modificaciones de la rectoría del Estado.

Rectoría que tiene que ver con el dominio y administración de las aguas nacionales donde se menciona que el agua hay que dejarla de ver como una mercancía, por lo que hay que regular su uso.

Mas centralismo, más control, más discrecionalidad, quién lo duda, al desaparecer de un plumazo el régimen de transmisiones de derechos entre particulares que es el prietito en el arroz de esta iniciativa.

Por lo pronto el interés presupuestal no se ve favorecido, tampoco se refleja en el programa nacional hídrico y su carácter multianual.

En consecuencia, el derecho humano al agua para consumo personal y doméstico no está a discusión y sin duda el punto central será sobre la disponibilidad presupuestal, el equilibrio y trasvase regional, el tratado de aguas internacionales, el buen uso o aprovechamiento y como el cálculo en el riñón, los futuros mercados del agua.

Vaya que hay mucho en juego cuando se pretende restringir dicho mercado que impacta a todos los sectores productivos ya que no hay uno que no impacte con el próximo TMEC y los nuevos negocios en tecnología demandantes de agua y energía.

Hay que estar muy al pendiente de los próximos pasos de López, en este caso de Claudia parafraseando al escritor Jorge Ibargüengoitia.

HE DIXI.