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La inflación es como la luna: Borges

Los miembros de la junta de gobierno del Banco de México no se ponen de acuerdo respecto a qué hacer con la inflación.
Banco de México Internet

Por Germán Lohr Granich

Siempre que leo acerca de la inflación recuerdo la sentencia de Borges de que la inflación es como la luna, indescifrable y cotidiana.

Viene a cuento ya que los miembros de la junta de gobierno del Banco de México no se ponen de acuerdo respecto a qué hacer con la inflación y su combate.

Hay opiniones divididas, como la frase de Mark Twain respecto a la diferencia de opiniones, ya que sin ellas, decía el escritor, no existirían ni las carreras de caballos.

Pero bueno, a pesar de los esfuerzos por mantenerla bajo control a través de la baja de tasas de interés, no ha sido posible dado los volátiles precios de las frutas y verduras, pero más que todo por los precios de la carne.

Ciertamente, el renglón alimentario ha sido más que los servicios el coco o enemigo a vencer, muy a pesar de los entornos de debilidad económica que en cierta forma aminoran sus impactos.

Recordemos que desde mayo del 2022 se aplican recortes hasta llegar al 7.25% y los riesgos inflacionarios persisten, ya que la inflación subyacente que excluye los precios volátiles de los alimentos y energéticos ronda el 4.28% por encima del objetivo central del banco del 3%.

Mientras tanto el precio de la carne de res, puerco y pollo según el INEGI ha aumentado al 18.5% en relación al año pasado, debido a factores de costos, problemas sanitarios y al famoso gusano barrenador del ganado.

Sin embargo, y ahí está el detalle diría Cantinflas, quienes más resienten su impacto no solo son las amas de casa, sino los negocios pequeños sean taquerías, loncherías, fondas, etc. que dependen directamente de los insumos pecuarios y no les queda otra que trasladarlos al consumidor final.

Por otro lado, la inflación en servicios ronda ya el 4.4% pero los alimentos rebasan el 7.5% y para 2026 con las alzas a refrescos y bebidas la cosa se pondrá color de hormiga con los aumentos arancelarios que también impactan.

Ahora bien, no debemos soslayar las alzas salariales al mínimo que junto con las caídas de productividad se convierten en otra espada de Damocles en el cuello de los establecimientos micro y pequeños.

Vivimos pues un contexto de cierre de año donde la actividad económica no crece, sino por el contrario, decrece faltando medir las jornadas de 40 horas pendientes.

Sumémosle un escenario de menor confianza empresarial, un plan México que no arroja luz que hasta envidia nos dan los países en América Latina que en promedio crecen 2.3% y nosotros si bien nos va menos del 1%.

No queda otra más que crecer y salir de 7 años de estancamiento para lo cual hay que impulsar el rescate de la infraestructura física como una prioridad en materia de gasto público y privado que lleva muchos años en el olvido, al igual que el campo mexicano.

En este sentido, hasta aquí llegó el discurso del segundo piso y la trillada cuarta transformación, de ahora en adelante hay que enfocarse de nuevo en el fomento productivo, la productividad y el empleo.

HE DIXI

 

 

 

 

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