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Puras sobras tomaste

Ya llegó el lunes de saborearnos con la columna del Chef Juan Ángel.
Chocolate caliente Archivo

Por @chefjuanangel

-¡Levántate, Ramona!

-¡Ándale, Ramoncita, échanos la mano!

Justo frente a la entrada principal, con la puerta abierta de par en par, Ramona reposaba tirada sobre el piso frío de cemento, con las enaguas revoloteando al ritmo del viento fresco que entraba después de la lluvia. Era el verano de 1920, en San Felipe. 

-No me voy a levantar, Anita, eso les pasa por fandangueras.

-Ramoncita, tú siempre nos ayudas, ¡ándale!

-Resuélvanlo ustedes.

Anita, Mela, "La Mona" y "La Prieta" suplicaban de pie junto a Ramona, quien de vez en cuando giraba buscando un nuevo espacio frío para seguir disfrutando el piso helado. 

-Ramona, es que las vacas se mamaron, ¿qué vamos a hacer?- dijo preocupada "La Prieta".

Una noche antes, las más guapas señoritas de San Felipe habían organizado "una convidada" para consentir y terminar de conquistar a sus pretendientes. Juntas iban a preparar una gran olla de chocolate que acompañarían con bizcochuelos de maíz blando, pero nadie contaba con lo que sucedería la mañana siguiente.

-Amá, ¿y la leche?

-Se la mamaron los becerros, mijita.

Anita fue presurosa al corral, brincó el cerco con un gran salto para cerciorarse de lo dicho por su madre; se puso en cuclillas, arremangó la falda, jaló y apretó las tetas de la vaca, cayeron tres gotas de leche sobre el zacate. 

Alertó de inmediato a las señoritas involucradas. 

-Ay, no, ya me hacía agarradita de la mano de Eufemio- dijo "La Prieta". 

-Y yo que estaba segura de que "El Meño" hoy me daría el primer beso- agregó "La Mona". 

Impulsadas por el gran deseo de convivir y darse sus primeros arrumacos, las cuatro chamacas de 19 años salieron por las calles del pueblo con jarrilla en mano a buscar leche prestada. 

"Toc toc" 

-¿Chagua, tendrá un litrito de leche que me preste?

"Toc toc" 

-Manuelita, ¿no le quedó tantita leche de los quesos?

"Toc toc" 

-Teresita, ¿tendrá una jarrilla de leche que me venda?

Después de darle la vuelta a todo San Felipe, llegaron a la casa de Ramoncita, en cuanto las vio acercarse se aventó al piso. 

"Estas chamacas necias ya andan en problemas", dijo la sabía mujer de 70 años. 

Después de rogarle durante varios minutos por ayuda, la susodicha se levantó del piso, fue a la cocina y llenó la jarrilla de Anita con leche recién ordeñada.

-Pero esto no va a alcanzar- dijo Mela rascándose la cabeza. 

-Ay, muchachas, qué ingenuas son...

Ramona comenzó a darle instrucciones a las chamacas, ellas la veían atentas memorizando cada instrucción que les ayudó a llevar a cabo tan anhelada convivencia con éxito y muchos arrumacos.

 

-Oye, Anita, qué rico les quedó el chocolate, ¿cómo le hicieron?, si no había leche- dijo Chagua, la vecina, mientras se empinaba la segunda taza que había quedado dentro de la olla.

Anita sonrió entre dientes. 

-Facilito, Chagua, ya que estábamos sentadas con los pretendientes servimos las tazas solo a ellos, como estaban atontados contemplándonos, no se lo bebieron, levantamos las tazas, echamos el chocolate de nuevo en la olla, le dimos una hervidita y luego nos servimos nosotras- explicó. 

-¿Entonces, me diste puras sobras, Anita?- reclamó Chagua. 

-Puras sobras tomaste- contestó la enamorada.

 

Nuestras mamás tienen un don inigualable para, con su sabiduría y experiencia, hacer rendir la comida y multiplicar los litros de frijoles, caldo o leche, de tal forma que todos nos levantamos felices de la mesa.

 

 

Chef Juan Ángel Vásquez - Licenciado en Periodismo y chef profesional, creador de contenidos gastronómicos para plataformas digitales y embajador de marcas de alimentos.

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