Las casualidades rotas

Por Primavera Fraijo

Me gustan las coincidencias cuando no me piden explicaciones.

Como la semana pasada, que me topé con el libro "La magia de las casualidades imposibles", de María Martínez. Me hizo reír el título, porque justo esa noche, entre insomnio, ansiedad y un poco de tristeza mal disimulada (mis tres ingredientes favoritos), me preguntaba si la vida aún tenía reservadas sorpresas que no dolieran.

No voy a fingir que fue un libro que me cambió la existencia. Pero sí fue uno de esos que llegan con la precisión de una punzada suave, en el momento exacto y cuando no sabías que lo necesitabas.

Esta novela me recordó que algunos encuentros no se buscan, se dan y ya. Como quien tropieza con su lugar en el mundo, justo cuando estaba a punto de rendirse.

¿Les ha pasado? A mí sí, y varias veces.

Eso ocurre también con Céline y Julien, los protagonistas de este libro. Cada uno viene desde un extremo. Ella, marcada por la fragilidad; él, desbordado por sus propias ruinas. 

Son dos vidas quebradas que, sin buscarlo, se encuentran. Y se reconocen. No por lo que han sido, sino por lo que aún podrían ser. No hay promesas, solo una pausa. Un gesto. 

La certeza de que, incluso rotos, merecen ternura. Y, ¡joder!, qué fuerte me llegó ese mensaje.

La escritora no necesita grandes giros dramáticos para conmovernos. Su pluma se posa suave, como una manta que te cubre sin asfixiar. 

Lo que verdaderamente emociona de esta historia no es lo que cuenta, sino cómo lo cuenta: con una honestidad que duele un poquito... como los abrazos cuando uno está a punto de llorar. Así.

Leer esta obra me hizo pensar en cuántas veces me he cruzado con personas en el momento preciso. Cuando no esperaba nada... y apareció una conversación que me sostuvo, una canción que parecía escrita para mí, una mirada que me devolvió a la tierra, una confesión que me mantuvo a flote. 

A veces, creo que esas casualidades imposibles son la única fe que me queda.

Este libro no promete curas mágicas, ni amores perfectos. Pero sí ofrece algo más raro, ¡una tregua! 

Sí, una tregua con el pasado, con el dolor, con uno mismo. Y, en estos tiempos en que todo parece tan ruidoso, tan inmediato, tan demandante... "La magia de las casualidades imposibles" nos invita a detenernos. A mirar alrededor. A entender que, quizá, no estemos tan solos como creemos.

Lo recomiendo no solo como lectura, sino como refugio. Como ese parque secreto al que uno vuelve cuando necesita silencio y un poco de verdad. Como aquel WhatsApp que llega cuando ya dabas todo por perdido. 

Porque a veces, solo a veces, la vida nos lanza una coordenada improbable. Y si estamos atentos, si no huimos, si nos quedamos un segundo más... quizá ahí esté, sin que lo supiéramos, el principio de algo que valga la pena.

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