
18/08/2025 19:46 / Uniradio Informa Sonora / Columnas / Actualizado al 18/08/2025
Por @chefjuanangel
-¡Despierte, señorita, despierte! ¡Hoy es un gran día!
-¡Me quedé dormida! ¡Auxilio, me quedé dormida!
Agustina corría desesperada de pared a pared en su pequeña habitación de adobe, donde también estaba una joven enviada por Gilberto, su acaudalado prometido, para que la asistiera en todo lo necesario previo a su llegada al altar.
La joven sirviente había llegado temprano en un carruaje de maderas finas, cuyo aroma deslumbraba los olfatos de quienes pasaban frente a la casa de la prometida de Gil, como le decían sus amigos.
-No puedo creer que hoy caminaré hacia el altar- dijo Agustina mientras la joven abría una caja y sacaba un vestido de shantung de seda blanco con bordados de piedras preciosas.
-Gil ha sido muy generoso conmigo, ha cumplido todo lo que me ha prometido.
La familia de Tina, como le decían cariñosamente en casa, estaba enmudecida ante lo que estaba pasando, aquello era propio de un cuento de hadas.
El rey Gilberto había conocido a la hija de sus mayordomos cuando lavaba ropa y ahí comenzó una historia que parecía tener final de telenovela.
-Dios te bendiga, hija mía, en el nombre del Padre, del...- la mamá de Tina fue quien le puso el velo antes de salir de casa, y cuando estaba a punto de subirse al carruaje le dio su bendición.
El transporte impulsado por dos hermosos y finos corceles corrió a prisa rumbo a catedral; ese día, Tina no solo se convertiría en la esposa del rey, ahora sería la Reina Agustina I.
Cuando el carruaje estaba a punto llegar a las puertas de la iglesia, una tromba inundó... RIIING RIIING RIIING.
-Ay, mijito, me vomitaste- Agustina saltó de la cama mientras apagaba su alarma tratando de no embarrarse más con el vómito de su pequeño Gilberto.
-Mamá, mamá, Georgina me está golpeando- eran apenas las 6 de la mañana, y el inicio del día le había interrumpido a Agustina, por milésima ocasión, su sueño de ser coronada como reina.
Las mujeres que dirigen un hogar no solo son reinas en el sentido romántico de la palabra, son reinas porque ejercen un poder sobre hijos, padres, esposos, yernos, nietos, etc., al grado de guiar, como nadie, el camino de muchas vidas.
Las mujeres que dirigen un hogar no solo crían hijos, también administran una familia, crean recetas para todo mal y toda hambre, son quienes preservan las tradiciones gastronómicas que nos generan identidad y arraigo.
El gran problema es que, en muchas ocasiones, más allá de recibir una merecida corona como en el sueño de Agustina, no reciben ni siquiera un "gracias", y muchas más reciben todo lo contrario: faltas de respeto o violencia.
Las mujeres que dirigen un hogar realizan una de las tareas más grandes y valiosas, un trabajo que debiera ser remunerado de múltiples formas.
Chef Juan Ángel Vásquez - Licenciado en Periodismo y chef profesional, creador de contenidos gastronómicos para plataformas digitales y embajador de marcas de alimentos.