
07/07/2025 20:09 / Uniradio Informa Sonora / Columnas / Actualizado al 07/07/2025
Por @chefjuanangel
-¡Benito, levántante, ya es de noche!
-Pero... papá, todos mis amigos están dormidos.
-Benito, así es la vida, a algunas personas les toca vivir de día y a otras de noche.
Eran las 9 de la noche, apenas comenzaba enero, afuera corrían unos aires que congelaban las articulaciones.
-¡Benito, ya está listo el desayuno!- sobre la mesa, Felipa su madre, había servido grandes cantidades de carne para que la jornada junto a su padre fuera lo más llevadera posible.
-¡No se te olvide el morral!- por más de 10 generaciones, la familia se había dedicado a transportar semillas, pero no se trataba de cualquier clase de semillas, eran las más extrañas jamás vistas. Además, nadie podía hacerles la competencia ya que se habían dedicado por millones de años a especializarse en dicho trabajo.
A las 9:45 de la noche, Benito y su padre recorrían diariamente 50 kilómetros para buscar las plantas que producían las valiosas semillas que después transportaban a lugares remotos.
Muchos aseguraban que era una actividad oscura, ya que, además de llevarse a cabo durante la noche, dichas plantas tenían olores fuertes, pétalos gruesos, florecían de noche y eran muy grandes.
-Papá, esto huele muy feo- con su pulso tembloroso, Benito se aproximaba para extraer una semilla.
-Aguántese, mi'jo, los Huerta de la Cueva hemos realizado este trabajo por millones de años, acostúmbrese y llene el morral de semillas- cada vez que Benito tomaba una semilla se empapaba con un néctar que, cuando lo llevaba a su boca, le erizaba los más finos bellos de su cuerpo, dándoles larga vida, por lo menos, eso decían las malas lenguas.
-Sí andan metidos en las drogas, comadre.
-Te dije que esa familia es muy rara.
-A ver, dime tú, ¿qué familia vive y trabaja de noche?
-Y aparte transportando unas dizque semillas muy raras.
Cuando Benito y su papá recogían las semillas, acudían a la comisaría para enlistarse en un formato, tomar turno y esperar les asignaran un destino para entregarlas.
"¡Atención Familia Huerta de la Cueva, atención!".
A través de un megáfono gigante se escuchó el primer llamado.
-Benito, guarda silencio, van a dar nuestro destino- en medio de un silencio sepulcral, se escuchó: "Familia Huerta de la Cueva favor de transportar sus semillas a San Fermín". Los ahí presentes comenzaron a murmurar.
San Fermín era un lugar en abandono, casi no había vida; cada vez había menos pobladores.
Ambos emprendieron el vuelo hacia San Fermín, y mientras todos dormían, lanzaron desde lo alto las semillas mágicas que transportaban en sus morrales.
Una vez que terminaron, volvieron a casa y durmieron durante todo el día.
Los murciélagos dispersan durante las noches de 2 a 8 veces más semillas que las aves. Sin ellos, no habría frutas como los chicozapotes, zapotes negros, nanches o agaves, y por consiguiente, tampoco tequila o mezcal.
Chef Juan Ángel Vásquez - Licenciado en Periodismo y chef profesional, creador de contenidos gastronómicos para plataformas digitales y embajador de marcas de alimentos.