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Zedillo: al César lo que es del César

Durante la semana, se operó desde Palacio Nacional una campaña de desprestigio en contra del expresidente Ernesto Zedillo.

Ernesto Zedillo
Ernesto Zedillo Archivo

por Manuel Valenzuela

04/05/2025 19:22 / Uniradio Informa Sonora / Columnas / Actualizado al 04/05/2025

Por Manuel Valenzuela V.

Todos conocemos la expresión completa de "(dar) al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios", la cual proviene de la Biblia y se recoge en los evangelios de Marcos, Mateo y Lucas. 

Se cuenta que fueron palabras de Jesucristo cuando le preguntaron si se deberían de pagar los tributos al emperador romano (que en ese tiempo era Tiberio) para expresar una idea de dar a cada quién lo que corresponda en un sentido de justicia. 

Viene al caso esta expresión porque, durante la semana, se operó desde Palacio Nacional una campaña de desprestigio en contra del expresidente Ernesto Zedillo por haber afirmado que, con la avalancha de cambios constitucionales de la 4T, culminados con la elección de los jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial, la democracia prácticamente ha desaparecido en el país. 

Así lo expresó el expresidente tanto en un ensayo publicado en la revista Letras Libres como en una entrevista a la revista Nexos y lo ha reiterado en diversas entrevistas a la prensa.

La presidenta Sheinbaum registró el golpe como si se hubiera asestado, como efectivamente lo fue, en la línea de flotación de la narrativa oficial que suele identificar al concepto de democracia solo con el voto ciudadano y no con todo el engranaje institucional que implica un sistema democrático que incluye además la división de poderes y una serie de contrapesos al ejercicio autoritario del poder tal como lo establece la teoría política.

El expresidente Zedillo dio una serie de argumentos con los que él fundamenta sus afirmaciones, justamente basados en la teoría política de un sistema democrático. Sin embargo, como es frecuente en las mañaneras tanto del expresidente López Obrador y ahora de la actual mandataria, el ataque no fue dirigido fue a desmentir los argumentos sino a descalificar al mensajero. 

La presidenta Sheinbaum dijo que "no se puede hablar con tanta impunidad" como si hacer uso de la libertad de expresión fuera un delito porque la opinión es contraria a lo que ella piensa.

A partir de que se inició en las mañanera la campaña en contra del expresidente, se extendió en las redes sociales, e incluyó declaraciones de intelectuales orgánicos del régimen, así como opiniones de columnistas afines a la 4T. 

Se le ha acusado de todo: de la crisis de 1995, de haber rescatado a los banqueros a través del FOBAPROA, de haber destruido la antigua Suprema Corte en su periodo, hasta de ligar a su gobierno con el narco, dando a conocer supuestas conversaciones telefónicas de su esposa con personajes sospechosos.

Podemos decir que la 4T ha cambiado su villano favorito y ha pasado de Carlos Salinas primero, a Felipe Calderón después y ahora a Ernesto Zedillo. 

En este contexto de confusión, vale la pena recordar y aplicar la frase bíblica de "dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios", en este caso dar a Zedillo lo que es de Zedillo y a Claudia lo que es de Claudia. 

El caso de la crisis de 1995 y el FOBAPROA merece el espacio de toda una columna por lo que no lo abordaré aquí y, en su lugar, escribiré otra especial dedicada a ese tema, pero adelanto que se trató de una de la construcción de una "verdad" en el imaginario colectivo lo más descontextualizada, imprecisa e injusta en la historia reciente del país.

Más allá de ese tema, hay dos reformas que se realizaron durante el sexenio del expresidente Zedillo que fueron fundamentales para el avance de lo que fue la transición mexicana a la democracia. 

Una fue la reforma electoral de 1996 y la otra la reforma al Poder Judicial de 1994. 

La reforma electoral de 1996 fue la que concluyó el proceso de independencia del IFE (ahora INE) del gobierno al ciudadanizar a su máxima autoridad, el Consejo General, y desaparecer la representación del gobierno federal en el mismo. 

Con esta reforma se cortó finalmente el cordón umbilical del gobierno con el organismo encargado de organizar las elecciones y contar los votos, lo que abrió la puerta para completar la profesionalización de la institución y ganar la confianza de los ciudadanos en los resultados electorales. 

Aunque se gestó como un proceso iniciado en 1977 con la Ley de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales (LOPPE), podemos decir que con la reforma electoral de 1996 se completó la verdadera democracia en el país. 

Dicha reforma fue el resultado de un proceso de diálogo entre los partidos políticos y el gobierno, pero contó con el aval del presidente Zedillo. Al César lo que es del César.

La otra gran reforma que se realizó durante el sexenio de Zedillo fue la del Poder Judicial, justo la que acaba de ser desmantelada por la 4T. 

La reforma de 1994 fue la que le dio verdadera independencia al Poder Judicial al cambiar la forma del nombramiento de los ministros de la Suprema Corte. 

Antes los nombraba el presidente de la república y con la reforma la facultad del presidente se acotó a proponer una terna al Senado integrada por los mejores perfiles para desempeñar la alta responsabilidad y que fuera éste quien eligiera con base en la obtención de las dos terceras partes de los votos. 

También se creó la carrera judicial para hacer posible la profesionalización de los juzgadores y su selección en base al mérito a través de concursos de oposición. Todos estos avances desaparecieron con la reciente reforma al Poder Judicial llevada a cabo por Morena. 

La selección de los mejores perfiles para integrar al Supremo Tribunal y el nombramiento de los juzgadores con base en un sistema meritocrático desaparecieron con la reforma reciente. 

En su lugar se estableció un sistema de elección ciudadana convirtiendo a los juzgadores en políticos, abandonando los criterios de profesionalismo e imparcialidad y sustituyéndolos por la lealdad a la fuerza política dominante. 

O ¿puede usted apostar por la imparcialidad de la ministra Lenia Batres como presidenta de la nueva Suprema Corte? ¿es ella la mejor constitucionalista con la que cuenta el país? Seguramente ni la presidenta piensa eso, pero existe pleno consenso en que será la mas leal a los intereses de la 4T.

De esta manera, mientras las reformas realizadas durante el sexenio del expresidente Zedillo constituyeron un proceso de avance democrático, las de López Obrador y Claudia Sheinbaum representan una involución a formas autoritarias del ejercicio del poder. 

Cuando el viento de los años despeje el humo de los fuegos del presente, la historia reconocerá a Zedillo como un actor importante del avance democrático y a López Obrador y Claudia Sheinbaum como precursores del regreso a las formas autoritarias en el ejercicio del poder. 

Así se dará "al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios".           

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